Con cara de inocente y sin dar lugar a exsaltaciones por parte de la policía, al momento de ser detenida ella sólo tuvo tiempo para despedirse de sus hijos, de dos y cuatro años. Por otro lado, su marido se mostraba tranquilo, lo que llamó la atención de los policías que no dudaron en realizar nuevos interrogatorios. Desde luego toman rumbo a la comiseria del lugar y ahí comienzan las preguntas que dejaron entrever que no sólo se trataba de un montaje sino de un aco de cobardía puro de un lado y del otro sólo temor.
Aquella chica, que voluntariamente se declaro culpable, había sido también víctima de este hombre que, lejos de ser un marido ideal, abusaba de ella y además de sus dos pequeños hijos.
¿Qué queda para este hombre? sólo un buen vivir gratis y protegido de cualquier peligro.